Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un tapiz https://neilgiak105881.thelateblog.com/38955653/por-qué-el-cabezazo-de-zidane-sigue-siendo-noticia